A veces caemos en la práctica de compararnos, que para mejorar no está mal: ¿por qué Alemania tiene más habitantes, dos guerras perdidas (en la época contemporánea), poco territorio, tantos inmigrantes y habitantes y aún así hay una calidad de vida tan alta, seguridad, protección, respeto al ciudadano y sus derechos humanos? Éste es sólo uno de muchos casos por los cuales podríamos seguir no sólo comparándonos, sino lamentándonos eternamente en nuestras casas, mientras vemos Instagram, Facebook y los canales tradicionales de TV.
¿Por qué no somos prósperos? ¿Por qué parece que no progresamos? ¿Por qué no logramos de salir de un problema cuando ya estamos en otro? Ojalá tuviera respuestas exactas a estas preguntas y mejor aún: soluciones. Se suele decir que cuando nos colonizaron los españoles, no fueron las personas más ilustradas quienes vinieron a fundar nuestras ciudades y con las mejores intenciones. Han pasado ya más de 520 años desde que pusieron pie en nuestra tierra, o al menos, así lo dicen los libros, y seguimos como nuestros fundadores: divididos en bandos, por regionalismos, con varias naciones dentro de un mismo país y sobre todo, divididos por nuestro egoísmo: ¿Será ésta la razón de nuestras más terribles desgracias como país?
Somos tal vez el país más desigual de América después de Haití y encabezamos la lista a nivel mundial, pero no nos preocupa lo que le pase a nuestros connacionales siempre que no nos afecte a nosotros. Si matan a guerrilleros, a paramilitares, a policías, militares o a una persona por robarla y no es nuestro familiar, simplemente no es un problema nuestro, pero pensamos: «algo malo estaba haciendo» o «andaba con personas que no eran». El caso es que somos indiferentes y además nos falta empatía. Que vida vale más, la de un ciudadano norteamericano o Inglés, o la de un ciudadano afgano o iraquí? Dificil pregunta, pero a los ojos de nuestros gobernantes y de algunos de nosotros la respuesta probablemente está más que clara. Los alemanes sufrieron horrores que pagaron muy caro, tuvieron su país invadido durante muchos años, muy dividido por corrientes políticas y sistemas económicos totalmente opuestos. Pero aprendieron a perdonar, pidieron perdón, las mujeres reconstruyeron sobre las ruinas y se unieron para poder tener la posibilidad de crear una sociedad y vivir en hermandad.
En nuestro caso: ¿Qué pasaría si nos preocupamos por las demás personas como si fueran nuestra familia? ¿Que pasaría si nos preocupamos por tratar con dignidad a todas las personas sin importar su estrato social, raza o apellido? ¿Qué pasaría si todos nos indignamos y reclamamos cada vez que vemos que se maltrata a un ciudadano en una EPS o una institución pública por pedir asistencia en su derecho como ciudadano? ¿Que pasaría si en vez de entrar en ira viendo las noticias perversas todos los días o leyendo tweets, exigimos a los funcionarios públicos para que actúen y trabajen para servir a los ciudadanos, no solo por su sueldo y que cuando no lo hagan de forma correcta y honrada, ejerzamos nuestro derecho de llamarlos al orden a través de los organismos de control? ¿Que pasaría además, si logramos que los dineros públicos se utilicen de manera correcta, y lleguen a su destino final? Sería tal vez más difícil delinquir.
Probablemente no notemos el cambio de inmediato, pero más pronto que tarde muy seguramente pasaría que empezaremos a sentirnos parte de este país, a quererlo y sentir orgullo, pero no por una canción, sino por que nos sentiríamos felices y con la suerte de haber nacido en un país que ofrece garantías de vida, salud, seguridad, acceso al agua, cultura, educación y tecnología, oportunidades laborales, buenas perspectivas para el futuro y prosperidad social con equidad (como los alemanes). Parecen todas cosas obvias y básicas, pero no gozamos de ellas. Probablemente emplearíamos más recursos para colaborar con otras Universidades del mundo investigando o probablemente invitaríamos con más seguridad a más personas para que conozcan nuestro bello país, y no lamentándonos por la situación, mientras renegamos por tantos indigentes o tantos robos de celulares en la calle.
¿Es posible que esto cambie? ¿Quien lo tiene que cambiar? ¿Podemos dejar de lado el egoísmo y pensar un poco más en sociedad? ¿Como podemos ayudar desde nuestra posición en este complejo engranaje de la sociedad para que las cosas mejoren? Construyamos juntos, vamos en el mismo barco, todos podemos generar cambio. Está en nosotros, no en los otros.