A propósito de todos los escándalos que vivimos a diario en nuestro hermoso país, últimamente parece que hubiera decenas de noticias que nos llenan de miedo e incertidumbre: se extinguen especies animales, se agrava el calentamiento global, desaparecen nevados, las cifras de contagiados de COVID19 aumentan vertiginosamente, el fiscal se gasta el dinero del erario público viajando a cumpleaños y paraísos naturales como caño cristales y la Isla de San Andrés, a la vicepresidente se le cae el mundo con múltiples tragedias familiares, los audios del Ñeñe Hernández salpicando campañas presidenciales… en fín, puede llegar a ser muy desalentador para nosotros y llevarnos a pensar que este país no tiene remedio, que ya estamos condenados a vivir para siempre en un nido de corrupción, robo, miseria y desigualdad. Eso sí, ésto solo para la mayor parte de la población, porque sigue habiendo un grupo muy reducido de personas que viven mejor que la “crème de la crème” de los países del primer mundo, y que de alguna manera llegaron ahí como un regalo divino.
Injusto o no, estamos llamados a “no ser atenidos” a trabajar duro con la esperanza de que el país mejore. Es por eso que cada vez surgen nuevos talentos de las redes sociales en nuestro mundo digitalizado y democratizado. Youtube, Twitter, Instagram, Facebook entre otras, están dando la oportunidad para que personas del común, que no han sido beneficiadas económicamente, y que han ido surgiendo con el sudor de sus frentes, empezando desde cero, con un escritorio, un computador y una conexión a internet, empiezan a dar visibilidad a los temas que antes eran ocultos a los ciudadanos del común y pasaban desapercibidos. Hoy vemos jóvenes enfocados en hacer debates, control político, revisión de cuentas públicas, seguimiento a los congresistas y muchos trabajos de investigación, motivados por la necesidad de quitarnos el velo de nuestros ojos y tomar partido en la democracia de la que afortunadamente y por lo menos en el papel aún tenemos.
Siempre me refiero a países en donde hay índices de desarrollo humano, transparencia en el manejo de las finanzas públicas por parte de los gobernantes, libertad de expresión, respeto y tolerancia hacia las ideas, como un ideal y un objetivo que algún día tenemos que alcanzar. Y creo que para empezar debemos respetarnos, tener empatía, saber que lo que es público no se debe tocar, no se debe quitar nada a nadie, menos a los más vulnerables, pero nosotros aún después de más de 200 años de fundación como República independiente, no hemos terminado de entender. El tema es que ésto ya no lo entendieron los políticos que hoy nos gobiernan, así que respondiendo la pregunta del título de éste artículo, ellos no podrán ayudarnos. La frase cliché de “la unión hace la fuerza” hoy toma más vigencia que nunca, pero no en un sentido de rebelión o insurrección, ni mucho menos; pero si invita a que si cada vez le prestamos más atención a las cuestiones políticas, a ejercer nuestros derechos, a respetar a los demás tanto como a nosotros mismos y a buscar soluciones que beneficien al común y no solo a un individuo, así podremos ir saliendo del atolladero en el que parece que estamos. Hay esperanzas y lo mejor es que hay personas comprometidas con mucha fortaleza, juventud, preparación académica y empírica aportando en todas las formas posibles para que tengamos un país viable y mejor. Ellos nos están ayudando.