En un país urgido de equidad y desarrollo sostenible, el Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2025 exhibe preocupantes señales de incongruencia y opacidad en la gestión financiera del gobierno. A pesar de presentarse con un déficit inicial de 12 billones de pesos, el hundimiento de la reforma tributaria que supuestamente lo cubriría apenas destapó una realidad inquietante: incluso con dicha reforma, los recursos habrían priorizado los gastos de funcionamiento y el servicio de la deuda, dejando la inversión social en el olvido.
Distribucion % de los gastos en el presupuesto nacional 2025
Recortes que golpean a los más vulnerables
Desde el inicio, los gastos de inversión sufrieron un recorte de 8 billones de pesos respecto al año anterior, golpeando áreas críticas como infraestructura, educación, salud y programas sociales. Aunque estos sectores sean esenciales para cerrar brechas de desigualdad, ahora quedarán subordinados a la «grasa burocrática» y los compromisos financieros, que juntos absorberán el 84,23% del presupuesto total proyectado.
Distribucion de los gastos en el presupuesto nacional 2024 vs 2025
Entre los programas afectados, destacan las eliminaciones de Colombia Sin Hambre y Renta Joven, iniciativas que beneficiaban a millones de familias y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad. Además, Mi Casa Ya, que facilitaba la adquisición de vivienda digna, suspendió nuevas postulaciones por falta de recursos. Estas decisiones no solo frenan el desarrollo, sino que amplifican la exclusión social.
El peso creciente del servicio a la deuda: una carga insostenible
El Presupuesto General 2025 revela un crecimiento alarmante en el servicio a la deuda, que pasó de $70,52 billones en 2021 a $112,61 billones en 2025, un aumento acumulado del 59,67% en solo cuatro años. Este incremento plantea una pregunta fundamental: ¿por qué se ha disparado este rubro mientras otras áreas esenciales como la inversión social enfrentan severos recortes?
Servicio a la deuda últimos cinco (05) años
El peso de este rubro no solo restringe los recursos disponibles para educación, salud e infraestructura, sino que también plantea dudas sobre el manejo de la deuda en el marco de un presupuesto que, año tras año, parece favorecer intereses financieros sobre el bienestar nacional. ¿Cuánto más puede soportar la ciudadanía esta carga sin ver resultados concretos en su calidad de vida?
Reforma tributaria: la coartada perfecta para recortes
En una excusa que raya en la manipulación, el gobierno ha intentado justificar los recortes presupuestales apelando a la aprobación de la reforma tributaria. Este discurso, lejos de ser una explicación razonada, parece más un intento por confundir a la ciudadanía y desviar la atención de los problemas estructurales e ineficiencias de la gestión gubernamental.
Paradójicamente, esta narrativa oculta una verdad inconveniente: los recursos proyectados en dicha reforma no estarían destinados a fortalecer el gasto social, sino a perpetuar la ineficiencia estatal y cumplir con el servicio a la deuda. Este manejo discursivo no solo es engañoso, sino que también subestima la capacidad de análisis de la ciudadanía.
Conclusiones
El Presupuesto General de la Nación 2025 no solo deja más preguntas que respuestas, sino que también expone un preocupante manejo discursivo del gobierno. Si los recursos proyectados no estaban destinados a fortalecer el gasto social, ¿por qué se insiste en culpar al hundimiento de la reforma tributaria? ¿Es esta una estrategia para desviar la atención de una gestión centrada en perpetuar la ineficiencia estatal y priorizar el servicio de la deuda? Y lo más inquietante, ¿por qué un país que clama por equidad y desarrollo sigue priorizando una «grasa burocrática» mientras corta los programas que sostienen a los sectores más vulnerables?
Estas contradicciones no solo perpetúan la desigualdad, sino que también siembran la desconfianza en las instituciones. Es hora de que los colombianos asuman un papel más crítico y activo en la vigilancia de los recursos públicos. La pregunta clave es: ¿hasta cuándo toleraremos que se gobierne con opacidad y promesas vacías?
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